04 Jun El valor de las Asociaciones.
Sin habernos recuperado del todo de la anterior, nos ha golpeado con extrema dureza la crisis económica y social derivada de la pandemia provocada por el virus chino, mientras esperamos la efectividad de la vacunación. La recesión sufrida en el 2020, un histórico descenso del PIB de casi un 12 %, ha sido la mayor desde 1936, cuando la economía se desplomó más de un 26 %. La Guerra Civil supuso la destrucción de gran parte del factor capital (maquinaría, fábricas…), mientras que el covid-19 ha paralizado por completo la economía durante el confinamiento y ha reducido la actividad durante gran parte del año con las medidas de restricción decretadas. Y lo ha hecho en la gran mayoría de los sectores y castigando especialmente al turismo y a la hostelería y al sector servicios, por el que previamente habíamos apostado y del que depende un gran porcentaje de nuestro PIB.
Empresas y autónomos han asegurado el suministro de productos alimentarios, se han volcado con los profesionales sanitarios, trabajadores esenciales y colectivos más vulnerables, han adaptado sus plantas para producir respiradores, mascarillas, hidrogeles y materiales de protección y agilizado los procesos para favorecer el teletrabajo de sus empleados durante el encierro y adaptando las oficinas para la desescalada. Las asociaciones, federaciones y confederaciones han sido capaces de asumir su papel de aportar propuestas de medidas para contener el golpe económico y salvar el mayor número de empresas y empleos. Han sido una ayuda enorme a sus propios asociados y al colectivo que representan en sus ámbitos de actividad, al servir de nexo de unión entre la administración y el autónomo o la empresa, canalizar sus peticiones, siendo portavoz de sus opiniones y ejerciendo en no pocas ocasiones como psicólogos ante situaciones muy complejas.
En una situación de pandemia como la que todavía vivimos, cobra más fuerza que nunca el asociacionismo empresarial para defender ante las instituciones los intereses comunes de sus asociados, y es además el único camino para mejorar el desarrollo y la competitividad de las empresas a través de la cooperación, un hecho que ayudará a crear puestos de trabajo y fortalecer el tejido productivo.
La unión, en proyectos empresariales conjuntos o en plataformas reivindicativas, es la única forma en que todos sus representados, con independencia del tamaño de su negocio, su facturación, su número de empleados, puedan volver a su actividad cuanto antes, y devolver a la economía su dinamismo perdido. El 99,8 % del tejido empresarial está representado por pymes que a menudo no tienen el conocimiento, ni los recursos, para afrontar un reto de semejante envergadura, y es ahí donde este tipo de organizaciones asociativas juegan un papel decisivo, promoviendo la colaboración empresarial.
Las asociaciones generan indicaciones y recomendaciones que sus representados necesitan para retomar la normalidad cuanto antes: analizan riesgos, elaboran planes de acción y materiales como guías, manuales, protocolos, así como recomendaciones para ayudar a las empresas, además de ser interlocutores con las administraciones. Son hoy un punto de referencia y apoyo fundamental para que empresas y autónomos puedan continuar adelante.
FRANCISCO JAVIER PÉREZ BELLO